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  • Foto del escritorSincrético

Entre más cerdo más delicioso

¿Te imaginas lamiendo o besando unos pies?

¿Te gusta la sensación de ahogarte con una verga, no poder respirar y sentir el reflejo vomitivo hasta que tus ojos se pongan llorosos?

¿Qué te parece chupar unas tetas enormes, un culo, unas axilas sudadas?

¿Te excitan los hombres grandes y peludos?

¿Qué tanto te calienta exhibirte o ver coger a otros, que se corran en tu cara, te orinen u orinar, someterte o someter?

¿Te prende envolver tu piel con látex, que te acomoden unas buenas cachetadas, que te jalen el pelo mientras te dan durísimo de perrito, que te escupan o te humillen?

¿Qué te pone bien caliente?

Todo lo anterior son ejemplos de actividades dentro del sexo que hacen nuestra experiencia sexual y orgasmos más intensos, algunos más comunes o más cerdos que otros, otros más aceptados y algunos más ocultos.

La naturaleza nos dio; como seres sexuales; órganos que permiten el placer y la reproducción. Pero estos no te van a dar los orgasmos más chidos, tu mayor órgano sexual no está entre tus piernas, está en el cerebro. Y aunque no estoy descubriendo el hilo negro, la mente es el órgano sexual que produce los mejores orgasmos que tendrás en tu vida.


La sexualidad en el ser humano es extensa, con misterios y con grandes preguntas aún por resolver; llena de realidades, fantasías, expectativas, normas sociales, permisos y prohibiciones y una gran lista de mamadas. Si hablamos de fetiches y más aún, si se trata de filias es a veces un todo se vuelve tabú. Hablar de y aceptar eso que nos aumenta la libido, nos pone más cachondos que el mismo infierno y tal vez más sucios que el perreo.

Cada que se tocan estos temas todo termina filtrado por las normas sociales y lo enseñado en casa. Como sociedad hemos aprendido a rechazar lo desconocido, nos gusta etiquetar para poder lidiar con lo nuevo o lo extraño, exaltando lo bueno y cancelando lo que se considera malo.


De manera generacional vamos dándole valor a los actos y al pensamiento de la época, a veces aceptamos algo, pero en otros casos censuramos. Los fetiches están dentro de estos temas desaprobados y eso a pesar de que todos tenemos un fetiche, o al menos un rasgo fetichistas. Comportamientos y deseos que nos permiten disfrutar de un mejor sexo, de venidas más ricas y de una sexualidad más plena, pero al mismo tiempo satanizamos las conductas sexuales humanas con base en la moral o las influencias religiosas.


Aunque este podcast no es sobre psicología, vamos a tratar de definir de la manera más simple lo que la psiquiatría, la psicología clínica y el psicoanálisis mencionan con respecto al tema. Todo esto será importante para seguir profundizando, porque tal vez tu fetiche sea… ir profundo.


Primero tenemos el rasgo fetichista; este lo contempla solamente el psicoanálisis; de una manera muy simplista es aquello que hace mejor al sexo pero sin que sea necesario para poder lograr la satisfacción. Supongamos que te gusta coger rodeado de florecitas, si no tenemos florecitas no hay pedo, podrás sentirte satisfecho sexualmente. Pero si las hay, la experiencia es aun mejor.

Un ejemplo más real de esto podría ser una mujer que le gustan los hombres barbones, podría involucrarse con un hombre totalmente lampiño, sin un vello en la cara y disfrutar del sexo sin ningún problema, pero si tiene barba el nivel de excitación y disfrute será mayor.


Después tenemos el fetiche. Aquí es un poquito más dura la definición, ya que la psiquiatría, en su manual de diagnóstico lo define como una desviación de la conducta sexual, pero bueno hasta 1973 consideraban la homosexualidad una desviación… así que sólo tomaremos esto como informativo y no como una regla que evite disfrutar del fetiche.

Entonces el fetiche este se convierte en la norma, es decir el placer sexual es el fetiche en sí, se necesitas si o si. Por ejemplo, una persona que le gusten las tetas grandes solo podrá conseguir placer sexual a través de las tetas grandes, si la persona tiene senos chicos, el fetichista no podrá llegar a la satisfacción. A diferencia del rasgo fetichista; donde no importa el tamaño del pecho; puede llegar al placer, pero si hay tetas grandes el placer es más intenso.


Por último tenemos las filias, sólo las menciono como último nivel del comportamiento sexual y para marcar una diferencia entre el fetiche y la filia, pero no será nuestro tema. Estas las filias son conductas donde se violenta a terceros, donde se transgreden los límites de las personas, la salud o la integridad propia para poder obtener placer sexual. Un ejemplo de esto sería un exhibicionista que se muestra a personas que no están de acuerdo con verle, incomodando a otros con el fin de satisfacerse.


Recapitulando un poco y tomando el ejemplo del exhibicionismo; el rasgo fetichista exhibicionista sería en la practica invitar a un observador, no se necesita a la persona que va a ver para disfrutar del sexo pero le dará un plus al acto. El fetiche exhibicionista sería exponerse a otras personas que aceptan ver el acto como método para lograr placer sexual y la filia exhibicionista sería mostrar el cuerpo contra el deseo o la aprobación de otra persona para obtener el satisfacción.

Ahora que ya sabemos que son… ¿Cómo se generan? ¿Cómo nacen? ¿Cómo se crea un fetiche?

Pues hay varias hipótesis alrededor de esto pero nada contundente. En pocas palabras; no se sabe. Aun es un misterio pero forma parte del desarrollo humano. Se cree que se generan en la infancia, cuando el niño está sobreexpuesto a algo o se le presenta como algo oculto. Después en la adolescencia empiezan a manifestarse para mas tarde consolidarse y descubrirse nuevos gustos en la edad adulta, aunque no hay nada concreto respecto al tema.


También podrías estarte preguntando ¿Cuáles son los más comunes? Vamos a clasificarlos en dos categorías enormes.

1.- Parcialismo.

Los parcialismos son la conducta fetichista que implica a una parte del cuerpo que no sean los genitales y generalmente disfrutado a través de lo oral o la frotación. Por ejemplo; los pies, las manos, la panza o las orejas. También pueden haber atracción hacia las celulitis, fluidos o cicatrices aunque sean menos común.

2.-Objetales

Concretamente el objeto del deseo es lo inanimado; dildos, zapatillas, calcetas, arneses, lencería, piercings y lo que se te ocurra con motor o sin motor.

Con estas dos categorías podemos enlistar algunos fetiches más comunes. como los furros, que encuentran excitación al vestirse como peluches; los exhibicionistas que hacen buen match con los vouyeristas, que son aquellas personas que les gusta ver actividad sexual real y en vivo.

En el parcialismo los fetiches más comunes son los pies; con calzado, sin calzado, con calcetas o sin calcetas, transparentes, enormes, pequeños…. es el fetiche más común que existe y como cualquier fetiche tiene una amplia gama de variaciones; como incluir pies sucios, hediondos o con hongos. Después viene el fetiche hacia las manos, las nalgas o las axilas hasta acabar con todo el cuerpo y sus posibilidades.

El juego de roles, las prácticas sadomasoquistas, ensuciar a la pareja con saliva, semen, fluidos menstruales, atracción hacia el excremento, personas que les gusta vestirse de bebé o cuidar bebés adultos, otros que se sienten atraídos por morder, lamer sudor, verse al espejo y una enorme lista de comportamientos menos comunes que también forman parte de la sexualidad humana.


Entonces, ¿Es normal tener fetiches? El debate podría ir desde lo desviado, pervertido y anormal, dependiendo de la sociedad que lo defina. Aunque podemos concluir que si es normal y generalizado; todos tenemos algo de esto. Porque, aceptemoslo, todos tenemos algo que hace que nuestros orgasmos pasen de un 10 a un 11. Porque y si somos realistas, ¿Qué es una conducta sexual normal?


Es muy importante tener en cuenta que si yo no tengo un fetiche, no puedo juzgarlo y mucho menos intentar entender el placer que provoca… es algo que no se puede lograr, sólo el que lo experimenta puede entender lo qué pasa.

Así que ni te angusties y disfruta de lo qué hay, porque no hay nada negativo ni pervertido, si las personas involucradas están de acuerdo o si la integridad de la persona que lo practica no se pone en peligro.

Como todo en el sexo, tiene que ser consensuado, sin embargo la presión social lleva a las personas a reprimir sus deseos para sostener la aceptación. Imagina que te gusta que te traten como caballo para poder sentir placer ¿Cómo lo tomaría la sociedad o la pareja? Probablemente, como algo torcido, raro, perverso o para mentes enfermas. Sin tomar en cuenta que la sexualidad es única e individual, que nos permite sentir deseo y desplegar fantasías. Prácticamente la sexualidad no tiene límites, el sexo no es un acto que se deba mantener puro o tenga que ser aceptable, es un acto que es, que existe y es disfrutable. No debería tenerse un sentimiento de rechazo del propio deseo o que nos genere malestar, culpa y/o vergüenza.


En conclusión; si lo tienes… ¡date! Si lo tienes… ¡disfrútalo! Si lo tienes… ¡atáscate!

Pero si no lo tienes simplemente no opines ni juzgues a los demás. Tu sexualidad es un abanico de posibilidades y los fetiches forman parte de ella, forman parte de ti y vale la pena darse la oportunidad de explorarlos, descubrirlos, aceptarlos y practicarlos libremente. Siempre y cuando sea consensuado; no afecte tu salud, vida laboral o tu vida social, y no violente a otros.

Disfruta experimentar del sexo poco convencional, del sexo que piensas que parecería raro.

La vida es muy corta para que te distraigas sólo en lo que socialmente se considera el sexo estándar. Porque el sexo es como los tamales; entre mas cerdo más delicioso.


Entre más cerdo más delicioso es una transcripción del Podcast de Sincrético, Episodio 4

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