Sincrético
Hola, soy yo
Actualizado: 17 abr
Hola, soy yo otra vez. Por favor, escúchame y deja de ignorarme, hace mucho que intento hablar contigo pero no me lo permites. He tratado de comunicarme por muchas vías y en todas me evades, ya no sé qué hacer. Te juro que vengo en son de paz, sé que piensas que yo soy el enemigo o que quiero hacerte daño, acepto que hemos tenido malos tiempos, curiosamente mi intención es todo lo contrario… ¡muero por ayudarte! sólo no tengas tus oídos cerrados y escúchame atentamente. Aunque aun no entiendo por qué te asusta que yo esté en tu vida.
Yo sé que has sentido horrible las veces que nos encontramos solos o en público, te desesperas muy cabrón y lo primero que quieres y piensas es en mandarme a la verga. La verdad es que no es la primera vez que me pasa, con otras personas también me sucede y a veces pienso que soy yo el problema, !pero no!
No quiero dañar a nadie, mucho menos a ti, si quisiera ya te habría hecho daño, incluso te hubiera matado, pero no puedo no tengo esa capacidad porque si te pasara algo, yo me muero contigo.
Piensas que te hago perder la cordura, me haces responsable de sentir que pierdes el juicio cuando me ves acercarme. La última vez que nos vimos me dijiste que sólo llego a tu vida para hacer un desmadre y que me voy sin mayor pena, sin pedir permiso ni perdón. No te preocupes, que no te voy a llevar a la locura. Si pudiera lo haría, pero tampoco es mi objetivo.
¿Sabes? La verdad es que me acerco a ti y no me puedo despegar porque todavía no has aprendido a oírme, tenemos cosas pendientes que resolver pero, en tu vida ajetreada no me has dado un espacio, no te has detenido a escuchar lo que quiero decirte y todo lo que hemos vivido es la única manera en que has prestado un poco de atención, aunque no la suficiente. Pasas tu vida persiguiendo el éxito, la productividad y tratas de demostrarle a todo el mundo que eres un ser digno de ser amado. ¿Dónde quepo yo en todo esto? Honestamente, me has descuidado y hecho como que no existo, duele que me ignores, pero como te dije; piensas que yo soy el enemigo en todo esto por tratar de acercarme a ti. No dejaste tu estilo de vida apresurado, tu manera de pensar no cambiaba y dudo que lo hagas todavía.
¿Se te olvida que cuando no podías dormir yo estaba ahí? ¿Ya olvidaste que te acompañé en tus insomnios y dolores de cabeza? ¡Pues yo no! Me hiciste responsable de esas horas que no podías dormir, me culpaste porque desconsoladamente y sin motivo aparente te soltaste a llorar porque no sabías cómo sacarme de tu vida. Sin embargo, nunca te solté, y tu tampoco a mi, porque a pesar de todo me necesitas, ¡Ja! ¡Estoy seguro de eso! Claro que me necesitas.
Muchas veces en esos momentos traté de pasar desapercibido, para darte tu tiempo y espacio pero estoy seguro que siempre supiste que yo estaba ahí, observando. Te inquietabas aunque estuvieras en soledad, no podías tener tranquilidad al 100%. Cuando llegaba y me veías tu ojo temblaba, tus oídos se tapaban, me daba cuenta porque no escuchabas nada de lo que te decía y ya no hablemos de tus manos empapadas de sudor, no me siento orgulloso de todo eso que te provoqué, tampoco estoy orgulloso por hacer que perdieras los nervios, pero insistías en alejarme y yo insistía en que me dejaras ser parte. Simplemente no nos entendíamos.
¿Recuerdas todas las veces que tratabas de analizarme y entenderme? Siempre te dije que era imposible, que se trataba de sentir. Moría de ganas porque me dejaras estar y que me sintieras tan dentro de ti, tan parte de ti pero me rendí y decidí solo verte. No fue suficiente, sigues donde mismo, así que este es un nuevo intento por acercarme a ti. No pienses tanto y siente más, permítenos sentir más.
He de confesarte que me sorprende que aún me sigas escuchando, eres increíblemente hábil para evadirme. También eres muy valiente, es difícil escuchar a aquel que consideras tu victimario. Por el contrario, no me sorprende si evitas entender lo que te digo, muchas veces me viste como el monstruo y huías de mi presencia, me parece gracioso porque jamás te ha funcionado.
Muchas veces me aplicaste la ley del hielo, veías la televisión para fingir que yo no estaba a tu lado y criticabas a otros, los conocieras o no, para no enfrentarme; para no enfrentar lo que no te gusta de tu vida. La verdad es que no vas a poder evadirme todo el tiempo, porque no pienso irme hasta que decidas encarar la realidad de tu vida, hasta que decidas qué hablemos sin máscaras, sin hacernos pendejos, sin mentirnos, necesitas evolucionar.
Sé que piensas que estoy lleno de locura pero, ¿Quién de los dos no disfruta realmente su vida? ¡Exacto! ¡Eres tu! No vives en plenitud y por eso estoy aquí, para ayudarte a que lo logres, porque esa plenitud solo la encontrarás dentro de ti.
¿Qué consideras que es más loco? ¿Perder la pasión y la alegría por vivir o yo intentando hacer que reconectes con tu esencia y felicidad? ¿Quién es el absurdo aquí?
Reaparecí en tu vida porque no te has dado cuenta de esto, deberías agradecerme que me preocupo por ti, soy de los pocos que lo hacen y tal vez soy el que hace más por ti.
Pero te encanta la pinche terquedad, no me prestas atención y no quieres cambiar. Después sólo te quejas lo mal que la pasas cuando quiero ayudarte. ¡Que estupidez!, mejor entiende lo que te digo y haz cambios. Siéntete bien de nuevo, sal de esa zona de confort, eso que conoces te está matando, no puedo creer que me sigas viendo a mi como tu muerte cuando tú eres quien decide morir en tus decisiones cómodas. Buscas la aprobación, coqueteas con otros, buscas la seguridad en alguien más. Prefieres hacer responsables a todos los demás, ¿Y cuando te piensas hacer responsable de nosotros?
Asume responsabilidades, ¡Escúchame, escúchate! Porque cuando vea que me haces caso, me iré, sólo tu me puedes alejar de ti. Sólo tu puedes hacer que yo ya no esté, si sigo aquí es porque realmente no has deseado que me vaya.
De verdad, me iré el día que vea qué haces cosas diferentes, cuando vea que puedes crecer, que puedes arriesgar por recuperarte a ti… ese día me iré. Aunque me duela saber que no me extrañarás. Pero si sigo aquí es porque me necesitas incluso si no quieres aceptarlo o considerarlo.
Nos necesitamos, es más… me necesitas más tú a mi para decirte que te encanta distorsionar la realidad, necesitas una nueva interpretación de ella. ¡Mírate! esas viejas creencias inservibles que te limitan, esos rencores, es dolor, ese resentimiento. Recupera tu libertad.
¿Que harías sin mi? Dejarías de hacer lo que te gusta en la vida, dejarías de ser tu, seguirías sintiendo miedo al rechazo y al abandono. ¿Donde estarían esos límites para que no te lastimen, ¿donde estarían esos NO que te cuidan? ¿Donde estaría ese autocuidado físico y mental? Gracias a mi has aprendido mucho, pero te resistes a aprender más.
¿De que otra manera le habrías puesto atención a tu cuerpo si no fuera por mi? ¿Recuerdas ese dolor en el estómago? ¡Yo te llevé al médico! Porque yo cuido de ti. Deja la dureza contra tu cuerpo, agradécele todo lo que hace por ti, deja de esclavizarte al exceso y a los castigos. Aquí estoy para recordarte que dejes de hacerlo.
¿Por qué te explotas tanto? ¿Por qué te exiges tanto? Sigo sin comprender porqué lo haces, desde que te conozco no has parado. Ojalá te vieras como yo te veo, lo tienes todo, lo eres todo. Tienes todo lo que necesitas para crear tu propia realidad. Y sigo aquí, recordándote todo esto.
Sé que un día me echarás, que un día realmente decidirás por ti y yo tendré que largarme, pero no te podrás deshacer de mi. Ahí estaré observándote. Y realmente deseo que me corras, que tomes el timón de tu vida, que haya un equilibrio interior, que quieras vivir y que solo tu decidas en esa vida. Si al resto no le parece, ¡que se chinguen!, dales otra oportunidad al final aprenderán de ti.
No te preocupes por controlar, solo puedes controlarte a ti. Pero para recuperar ese control tendrás que aceptar que lo has perdido y dejar que yo te enseñe a recuperarlo. Mira todas las mamadas que me he inventado para que me escuches. Pero te es más fácil sofocar mi voz, ignorarme y evitarme cada que intento hablarte. Así que en este juego vamos a ver quien tiene más pelotas; tu ignorándome o yo gritándote.
Haznos un favor, la próxima vez que me veas llegar, detente un momento, cierra los ojos, siente todo lo que te estoy diciendo, apaga tu mente un segundo, déjate llevar y entiéndeme. Después cambia poco a poco y cuando menos pienses daré la vuelta y me iré.
No se te olvide que aquí estaré mirándote, espero que una vez que me vaya no tengamos que vernos nuevamente. Recuerda que no quiero lastimarte, quiero ayudarte, quiero que seas feliz y ojalá puedas ver en mi lo que realmente soy: ¡soy tú! Soy tú gritándote que te escuches. Hola! Yo soy tu hablándote, estoy en desesperación por que nos prestes atención. Lo que sientes no es taquicardia, no es nerviosismo, no es sudoración, no es dolor de cabeza e insomnio, soy yo quien quiere salir de ahí para que estés mejor... Hola, soy tu ansiedad.

Hola soy yo es una transcripción del Podcast de Sincrético, Episodio 7